Conocida más comúnmente como Abelia, la Abelia Grandiflora es un arbusto muy usado como planta ornamental debido a que su floración es extensa, ya que dura toda la primavera, verano y parte del otoño.
Por tanto no hablamos en este caso de flores a domicilio sino más bien de una planta para cultivar en jardines y terrazas.
La Abelia pertenece a un género en el que se encuentran otras 70 especies más, pero la más conocida es la Abelia Grandiflora, que es el resultado de un híbrido entre la uniflora y la chinensis.
Casi todas las especies de este género provienen de China, y se ha dicho que su nombre se debe a que quien la llevó a Europa fue un médico llamado Abel. Su cultivo también se ha extendido por África y América.
Una de sus características más llamativas es que una vez que las flores maduran y se secan, los cálices adquieren un color rojizo que aviva a toda la planta.
Cómo reconocer un arbusto de Abelia Grandiflora
Dependiendo de la zona y del terreno donde se encuentre, el arbusto de la Abelia Grandiflora puede llegar a medir hasta los tres metros de altura pero el tamaño que comúnmente presenta es de un metro o metro y medio.
Para Colvin esta diferencia se debe a la poda, una labor necesaria para mantener las hojas vivas y las ramas dispuestas para la nueva floración.
Las hojas de la Abelia Grandiflora son pequeñas, de forma ovalada, suaves al tacto y de un color verde intenso. La cara es más oscura que el dorso y surgen de la rama alternándose entre una y otra.
Se podría decir que el follaje de esta planta en su conjunto es separado y ligero. Su fruto es alargado, aqueniforme y culmina en un cáliz.
En cuanto a las flores, nacen en el extremo de las ramas en capullos de tres y tienen un aroma suave, dulce y agradable.
Pueden ser blancas o rosadas casi lila y tienen forma de campanas pequeñas que cuelgan con cinco pétalos lobulados.
De acuerdo con el clima de la zona donde crezcan, estas plantas pueden ser de hojas perennes o caducifolias, es decir, que cada año las pierden.
Las ramas internas son rectas y fuertes, pero las externas son más arqueadas y delgadas, con una caída en péndulo.
Usos de la Abelia Grandiflora
Las Abelias son usadas como arbusto ornamental en jardines y patios, pues son decorativas y su floración duradera engalana los espacios durante casi todo el año.
También es útil para delimitar espacios, pues sirve como cerco gracias a sus ramas tupidas, gruesas y fuertes.
¿Cómo sembrar y cuidar la Abelia?
La reproducción de la planta se hace mediante esquejes; tallos cortos que pueden ser sembrados directamente en el suelo o en macetas.
Por ser un arbusto con el que se conforman macizos, se recomienda disponer de varios esquejes, tenerlos en recipientes pequeños, y una vez tengan unos diez centímetros de altura, sembrarlos en el suelo.
Cuando estén plantados, se cubren de tierra y se presiona bien de manera que quede compacta. Luego se debe regar con abundante agua fresca.
Esta siembra debe hacerse al terminar la primavera o a comienzos del verano.
Cuidados especiales
La abelia necesita ser regada con frecuencia y de forma abundante, especialmente durante el verano, pero de forma menos frecuente durante el invierno y la primavera. Aunque este arbusto resiste un tiempo prolongado sin agua.
Durante las heladas hay que prestarles más cuidados y cubrirlas con plásticos resistentes, pues no soportan muy bien las bajas temperaturas.
La Abelia no requiere una poda periódica, pero dependiendo de la forma que queramos darle y del tamaño que queremos que mantenga debemos cortarle las ramas más largas.
Se recomienda además cada cierto tiempo hacerle una poda general que la haga rejuvenecer, para que en la siguiente floración esté más fuerte y tupida.
Cada poda debe hacerse cuando la planta haya dejado de florecer, es decir, ya entrado el otoño, lo que facilita eliminar las ramas viejas o que están secas.